En el episodio 35 de podcast hablábamos que comer es la forma más íntima que tenemos de relacionarnos con el medio ambiente y hoy seguimos en esa línea para rememorar un hecho de la historia que tuvo que ver con las concentraciones de mercurio en Japón, isla de Kyushu, Bahía de Minamata.
Así empieza este último episodio, situándonos en la Bahía, en la que había una gran fábrica de la empresa Chisso. Fue en el año 1956, cuando comenzaron a ocurrir sucesos extraños. Minamata tenía 50000 habitantes. Ese año una niña de 5 años, Tsukinoura, amaneció con convulsiones y dificultades para andar y hablar.
Hoy sabemos que fue la enfermedad de Minamata, pero la ciudad de Minamata aquel día no sabía que pondría nombre a una enfermedad. Seguimos.
En poco menos de 10 días ingresaron 4 enfermos más en el hospital, uno de ellos la hermana de Tsukinoura, todos ellos con síntomas cerebrales de origen desconocido. ¿Sería algo contagioso? El desconcierto y el miedo inundó esta región del mundo.
1, 4, 10…54 casos con 17 fallecidos para finales de 1956 en Minamata. Y nadie sabía por qué…
Aunque antes de ese año ya había habido más pistas silenciosas para quien sabía mirar, antes de esto hubo migas de pan en el camino que habían empezado a susurrar el peligro que acechaba. Otros enfermos con estos síntomas neurológicos entonaron las primeras notas del preludio de esta enfermedad en aquella bahía: gatos callejeros, aves, perros… recordemos la importancia de conocer lo que está pasando a nuestro alrededor para poner nuestras barbas a remojar cuando las del vecino veamos pelar. ¿Os acordáis de las especies centinelas? De esto ya hablamos en el episodio 15.
El Dr Hajime Hosokawa reportó el 1 de mayo del 1956 que se estaba presentando una extraña enfermedad del sistema nervioso central entre los pacientes del hospital. Correlacionó este suceso con la dieta basada en pescado y además reflejó que algo parecido estaba ocurriendo en los gatos de aquel lugar, quienes también tenían una dieta a base de pescado.
Siguieron diagnosticándose casos y haciendo las primeras aproximaciones teóricas de lo que estaba ocurriendo identificando el mercurio como posible causa de la enfermedad. Se sugirió que los síntomas tenían que ver con la intoxicación con un metal pesado…pero poco más se hizo, ni se prohibió la pesca ni el consumo de pescado…la fábrica Chisso era sospechosa de la contaminación, pero carpetazo al asunto y cierre del suceso.
Los años posteriores fueron un baile de cifras y una huida hacia adelante por parte de la empresa, quien seguía produciendo, pero diluyendo sus vertidos y cambiando el punto del mismo por si había problemas a futuro poder lavarse las manos….aunque parece que algo de la tostada sí que se olía esta empresa porque en sus laboratorios reprodujeron la enfermedad en gatos que alimentaban con productos de la Bahía.
En el año 1959 un equipo de investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Kumamoto publicó un informe que decía lo siguiente:
“La enfermedad de Minamata es una enfermedad del sistema nervioso que es causada por la alimentación con pescado y marisco en el área local de la Bahía de Minamata. El mercurio ha llamado nuestra atención como la causa posible de la contaminación del pescado y el marisco.”
Y la empresa respondió para salvar los muebles:
“La teoría del mercurio orgánico de la Universidad de Kumamoto es una especulación sin ninguna prueba, y es irracional según el sentido común de la química.”
Y a partir de aquí, imagínate…pues la gente empezó a enfadarse porque a nadie le hace demasiada gracia que le envenenen en su cara.
Tras esto la empresa entonó el mea culpa, repartió indemnizaciones y realizó una serie de compensaciones que quedaron fenomenal de cara a la galería…pero el metil mercurio que seguía nadando a sus anchas en la bahía. Sin sabor ni color, sí, pero letal.
Pero los científicos continuaron estudiando todo esto del metil mercurio en la bahia, en el sedimento, en el pescado, en los mariscos, en la dieta…
En la ciudad seguían aumentando los casos de parálisis cerebral, abortos, nacimientos prematuros…
En 1968 por fin se asoció el metil mercurio vertido por Chisso como causa de la enfermedad de Minamata, 12 años después de que ingresase Tsukinoura. El computo global de mercurio vertido fue entre 70 y 150 toneladas.
En el año 1971, 15 años después, la justicia sentenció a Chisso como responsable de todo aquello.
¿Y qué nos dicen los organismo oficiales sobre el mercurio?
La OMS dice que está presente de forma natural en la corteza terrestre, puede provenir de la actividad volcánica, la erosión de las rocas o la actividad humana, y esta última es la principal causa de las emisiones de mercurio.
Todas las personas están expuestas a cierto nivel de mercurio. En la mayoría de los casos se trata de niveles bajos, debidos casi siempre a una exposición crónica.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria destacó en uno de sus informes que los niveles de exposición más altos se encontraron en las dietas de países mediterráneos, como España, Italia, Francia y Grecia, y que la exposición estaba más relacionada con el tipo de pescado que con las cantidades consumidas.
En términos generales hay dos grupos especialmente vulnerables a los efectos del mercurio.
1.Los fetos, que son sensibles sobre todo a sus efectos sobre el desarrollo y las personas expuestas de forma sistemática a niveles elevados de mercurio.
2. Dentro de este segundo grupo estarían los habitantes de Minamata, donde había abundantes peces y mariscos que constituían el principal medio de vida de los pescadores de otras zonas. La Organización Mundial de la Salud nos dice que al menos 50 000 personas resultaron afectadas en mayor o menor medida.
A nivel nacional, en España, el Comité Científico de nuestra Agencia de Seguridad Alimentaria y Nutrición ha emitido una serie de informes abordando el problema del Mercurio, pero para no marearte con cifras te diré que la principal conclusión es que la limitación del consumo de especies con un alto contenido de metilmercurio es la manera más eficaz de alcanzar los beneficios que aporta el consumo de pescado minimizando el riesgo que podría suponer una exposición excesiva por metilmercurio.
Además la AESAN tienen una infografía muy currada que publicó en el 2019.
Antes de terminar este post te diré que existe incluso el convenio sobre todo esto que ¿Adivinas el nombre? Se llama Convenio de Minamata, un convenio político que adoptaron en 2013 diferentes gobiernos en el que se comprometen a aplicar una serie de medidas, entre ellas acabar con las emisiones de mercurio a la atmósfera y reducir paulatinamente los productos que contienen este elemento.
Como reflexión final a mi lo que me queda tras conocer este suceso es la sensación del efecto boomerang. Creo que hay que tener cuidado con lo que tiramos por ahí porque puede volver y vuelve con más fuerza y te da en toda la cara porque aunque nosotros no seamos peces nadando por los mares…también somos animales y cuando antes lo aceptemos mejor nos irá.
Puedes encontrar el episodio completo aquí:
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