Hoy toca hablar del arsénico, un elemento químico que a lo largo de la historia ha sido muy querido por algunos y muy odiado por otros.
Se trata de un compuesto que fue utilizado en numerosas ocasiones para envenenar a rivales o acabar con gente incómoda e incluso familiares. Y es que el arsénico fue conocido incluso como el polvo de la herencia, un nombre que no deja mucho espacio a la imaginación.
Eso que a veces nos decían de “vigila tu copa si estás de fiesta, no vaya a ser que te echen algo” debió cobrar todo el sentido en el momento de la historia en que se promulgó la Ley Cornelia sobre apuñalados y envenenadores, en el año 82 a. C. Esta ley fue la primera norma dictada para castigar el uso de venenos.
Pero no todo va a ser malo…
Como dijo Paracelso, en el siglo XVI: Todo es veneno y nada es veneno, sólo la dosis hace el veneno. Quizás esto es generalizar demasiado con el tema y no es del todo cierto, pero quédate con este concepto y ya se encargarán los organismos competentes y los ensayos clínicos de establecer las dosis terapéuticas y letales de los medicamentos. El arsénico fue utilizado también para otros fines médicos e incluso como parte de un pigmento verde brillante que fue usado en papeles, telas, dulces o juguetes. ¡Ah! Y también puedes verlo en algunos cuadros de Van Gogh.
Arsénico, muertes, historia…vamos avanzando, ahora toca hablar de minería.
En 2018 el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas) denunció a la Guardia Civil la presencia de vacas y caballos en escombreras de dos minas del Principado de Asturias que, según sus analíticas, contenían altos niveles de arsénico.
¿Pero cuál es el problema de que las vacas pudiesen pastar en suelos contaminados con altas concentraciones de arsénico? El problema reside en que puede constituir un delito contra la salud pública porque al utilizar suelos contaminados como pastizales, ese arsénico puede ser ingerido después por humanos dentro de la cadena alimentaria.
Este compuesto es considerado por la Asociación Española Contra el Cáncer como uno de los agentes con actividad carcinogénica más usuales. Existen compuestos químicos que se pueden acumular a en niveles tóxicos en los suelos, donde permanecen por largos periodos debido a que no son degradados y pueden entrar y biotransformarse en la cadena alimentaria. Esta acumulación puede provocar grandes trastornos de la salud en la población humana.
Con este premisa una serie de investigadores, liderado por los epidemiólogos Gonzalo López Abente y Olivier Núñez, lanzaron un estudio relacionando el mapa de concentraciones de arsénico con la incidencia de cáncer en España. Y parece que en este estudio sí que hay una correlación aunque los autores son cautos son las conclusiones, ya que según ellos exponen “El estudio supone implícitamente que es la concentración de arsénico en suelo lo que condiciona la exposición a este elemento. Sin embargo, se carece de información sobre posibles variables de confusión importantes, como es el consumo de tabaco u otras variables sociodemográficas».
El arsénico se libera por diferentes procesos naturales, como la erosión de las rocas o los incendios forestales, muy en boga por desgracia este verano, pero también a través de las emisiones industriales y de su uso como conservante de la madera, herbicida o insecticida. El arsénico inorgánico está naturalmente presente en altos niveles en las aguas subterráneas de diversos países, entre ellos Argentina, Bangladesh, Chile, China, la India, México y Estados Unidos.
¿Y qué nos dice la Organización Mundial de la Salud sobre el Arsénico?
En su web, la OMS nos dice que las principales fuentes de exposición son: el agua destinada a consumo humano, los cultivos regados con agua contaminada y los alimentos preparados con agua contaminada. También está presente en procesos industriales y en el tabaco, ya que las plantas de tabaco absorben esencialmente el arsénico presente de forma natural en el suelo.
Por todo lo anterior es importante restringir ciertas zonas contaminadas como pastos y por eso saltaron las alarmas en estas zonas de Asturias donde estaba las vacas comiendo brotes verdes. El resumen sería el de siempre, tu no vas por ahí pastando por la montaña pero la montaña entre un poquito en ti cuando comes y desde la montaña hasta tu boca todo eso tiene que ser controlado, sí, y ese es el trabajo de los veterinarios ¿Lo vemos, no?
Una vez me dijeron que la alimentación es la forma más íntima que tenemos de relacionarnos con el medio ambiente, de que el medio ambiente entre dentro de nosotros. Yo imagino que esto en tu casa mientras comes no lo piensas, ni yo tampoco, pero si le das una vuelta en tu cabeza verás que la lechuga que te comes en la ensalada ha crecido en algún sitio, ¿no? O ese huevo que pringas con miga de pan, lo puso una gallina que duerme en una percha por las noches…si la dejan…y esta gallina se alimenta de cereales que crecen en algún sitio debajo del sol…y toda esa cadena infinita entra dentro de un plato, un plato que se controla y al que hay que darle valor porque es la forma más íntima con las que te vas a relacionar con el medio ambiente. Ese plato y lo que pones en él lo supervisan los veterinarios.
De todo esto te hablo en el episodio 35 de mi podcast.
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